22 de junio de 2013
Filosofía natural de las vidas paralelas
14 de noviembre de 2011
Búsqueda existencialista
Era cerca de la medianoche y como desde hace pocos días, la brisa mecía las hojas del árbol que justo frente a su ventana obstruían tanto su visión como la poca luz que de la lámpara pública llegaba.
Recostado como estaba, era sencillo tener un vistazo de sus vecinos. Probablemente una habitación oscura con persianas entre abiertas era muy poco intimidante como para esconderse. De cualquier manera, ese mundo entre rendijas poco le importaba. Casi al mismo tiempo en que llegó el viento que mece a las ramas afuera había decidido dejar de pensar en todo lo terreno. Había decidido dejarse a la suerte de su propio sentido; esa noción existencialista que le ofrecía libertad y autonomía únicamente a cambio de su humanidad (pues el alma no era en ese aspecto bien que pudiera ponerse a la venta). En cierta manera era un «todo incluido» de grandes beneficios que tenía el pequeño inconveniente de un precio en extremo ambiguo.
Tal vez por esa decisión la recámara desprovista tanto de objetos como de colores hacía buen juego. En su desnudez neutra las paredes no eran más que un lienzo a la espera de un destello creativo, el fruto consumado de la libertad reveladora que no debe tributo a ser ni a hecho alguno. Él, en su soledad y extensión, mínima pero irreducible, era el artífice de toda razón y sentido: el director, el arquitecto, el rey, el dios.
27 de septiembre de 2011
Vida y obra de mis amigos espejuelos
31 de mayo de 2011
Infidelidad.
Casi nadie lo sabe, pero al principio todos los hombres eran fieles. Solían entregarse única e incondicionalmente a una sola mujer. Estaban ahí para quererlas, cuidarlas, mimarlas, respetarlas y entenderlas. Se volvían uno con ellas, compartían sus posesiones y les expresaban todas sus ideas. Sabían perfectamente que no había necesidad de mirar a otras, ni de desear múltiples aventuras, pues habían encontrado a la persona indicada.
O al menos eso creían.
Poco a poco, como los niños que dejan de creer en los cuentos que les contaban de muy pequeños, se dieron cuenta que la realidad era otra. Detrás de su apariencia frágil y agradable escondían una hábil mente mucho más preparada para entender en toda su complejidad las relaciones, sus límites, posibilidades y consecuencias. Lo que posiblemente empezó siendo curiosidad había degenerado en una demostración de absoluto control.
5 de mayo de 2011
Filtración enemiga
¿Y si en realidad las cosas no son como parecen?
MX050511: TRADUCCIÓN DEL MENSAJE INTERCEPTADO DE FILAS ENEMIGAS.
General,
Sirva la presente para informarle de los avances realizados por nuestras unidades especiales y de inteligencia. Como ha venido sucediendo desde hace ya casi 150 años, el cambio de estrategia producto de aquél penoso incidente de nuestras fuerzas armadas (que tan impecablemente nuestros historiadores han sabido disimular) ha rendido mejores frutos de los esperados. Es por ello que tras la inspección ordenada en cada uno de nuestros efectivos encubiertos le propongo la siguiente descripción de acontecimientos.
Definitivamente la mejor decisión fue dejar nuestra huella genética. Tras aquella corta estancia de nuestras tropas en el puerto de Veracruz surgió un pequeño grupo de mexicanos con rasgos franceses que remarcaron ese gusto por la belleza europea. Quien diría que un detalle así de insignificante ayudaría a dividir hasta estos días a una población en «güeros» y «prietos». Sin duda un movimiento clave para la monarquía que posteriormente habría de instaurar Napoleón III a través de Maximiliano y Carlota.
De la noche a la mañana la (supuesta) ascendencia española o francesa se volvían fundamentales para pertenecer a una aristocracia con tanto fundamento como la segregación racial lo permitía buscando siempre ocultar los rasgos propios para dar lugar a los europeos. Todo un caso la incipiente corte de la nobleza mexicana, sólo superada por las damas de compañía de Carlota.
De la experiencia aprendida en ese exitoso experimento fue que surgieron las claves para controlar el sistema desde dentro. No habría necesidad de nobles extranjeros con debilidades humanistas; en su lugar un brazo de hierro hábilmente adoctrinado a servir a los más altos ideales de una cultura que engendraba a cada paso el progreso. Porfirio Díaz parecía ser el culmen de nuestro proyecto. Maquillado y vestido para emular hasta el extremo nuestros usos y costumbres, impuso un gobierno que nos favorecía, construyó copias de nuestros edificios y monumentos, participó de nuestros eventos. Más su final tenía que llegar algún día. Luego de años en servicio mereció la Legión de Honor que se le confirió y la muerte en nuestro suelo.
12 de abril de 2011
Esos ojos.
Fue tan fácil como sentarse a imaginar. La verdad es que fui demasiado ingenuo, en aquél restaurante paradisíaco en medio del desierto es obvio que ese tipo de cosas tienden a pasar. Sentado en una de las tantas mesitas redondas, entre vegetación y fuentes pequeñas (todo un lujo por aquéllos lugares) fue que quedé atrapado en el misterio de sus ojos negros.
En ese momento fue sencillo comprenderlo. A pesar del burka negro que cubría la mayor parte de su cuerpo, el diminuto hueco que se abría para mostrar sus ojos era toda la oportunidad que necesitaba para comunicar, seducir y protegerse. Era como un francotirador apostado en lo alto de un pasaje rocoso, siempre lista para la emboscada: Dos perlas negras y nebulosas, enmarcadas en un pequeño mar de leche, era como asomarse a un mundo más elevado que de pronto se mostraba interesado de hablar con alguien tan mundano.
Y es que ése era precisamente el efecto que los volvía aún más letales: en cada reojo se clavaban en lo más profundo, cuestionándome de la manera más hipnotizante. ¿Quién era? ¿Qué quería? ¿Me gustaba lo que veía? ¿Por qué me interesaba? Era como estar hablando abiertamente con alguien de quien ni siquiera sabía su nombre. Atractivo al principio, atemorizante luego, al final imborrable.
Luego del primer día caí en la cuenta de lo inocente que había sido.
20 de enero de 2011
Among men
![]() |
(CC) erix!/Flickr |
5 de enero de 2011
Eres pobre.
Como cada día te levantas en el silencio donde no hay nada, ni música que te arrulle, ni el olor de un delicioso desayuno para ti hecho; mucho menos una voz que te acompañe.
Te incorporas e instantáneamente descubres todas tus pertenencias expuestas en el piso en las posiciones que ocuparían si estuvieran en estantes, mesas y cajones. Tomas la misma playera y el mismo pantalón de ayer para evitar ensuciar más ropa. Hurgas en la bolsa de la comida buscando algún pan completo, pero sólo queda una mitad y dos galletas. La primera está dura, las segundas muy aguadas. De todas maneras las tomas y las acompañas con algo parecido a café frío. Tomas tu vieja y algo rota mochila y sales a la calle.
Lo bonito de ir caminando es que vas descubriendo los detalles de las cuadras que si fueras en autobús no podrías ver. Librerías con tomos de muchos tamaños y colores, cafés y restaurantes con diferentes decoraciones y olores, tiendas con más productos, anuncios y ofertas de las que hayas podido imaginar, inspirándote en una manera ciertamente peculiar. Consumiendo sin pagar, tomando sólo las ideas que afortunadamente no te pueden cobrar.
3 de enero de 2011
Arquetipo maternal
Como olvidarlo, en medio de toda la violencia y la desconfianza decidió aceptarme. Hasta la fecha no me queda duda que hubo quienes intentaron persuadirla de lo contrario, sin embargo creyó en mí. Un pobre muchacho cuyo mayor aporte era apoyar en los pequeños trabajos que podrían surgir.
Una vez dentro, no había límites ni reglas explícitas a seguir. Sólo la presencia de mi benefactora bastaba para indicarme instintivamente lo correcto y lo prohibido. Más aún en aquélla casa de paredes anchas y ventanas altas reinaba una silenciosa calma que poco a poco fue domando mi maleado espíritu. Los deseos impuros se transformaban en iniciativa de trabajo. Las ideas ofensivamente revolucionarias tomaban su cauce apaciguando todo el ruido que traía del exterior.
A decir verdad la misma casa se prestaba mucho para tal efecto.
1 de enero de 2011
La princesita y su mundito
30 de diciembre de 2010
Víspera
Hace ya algún tiempo escuché decir a un viejo algo loco pero muy sabio que la felicidad no está en el momento que soñamos, sino en la espera que transcurre desde que sabemos por primera vez de él hasta que al fin llega. A estas alturas yo agregaría que esa intensificación no sucede únicamente con la felicidad sino con la angustia, los celos y la desesperación.
En cierta manera son las mismas sensaciones, pero a la inversa. Continuamente la misma idea te persigue, desarrollando poco a poco los más insospechados detalles, como escurridizas extremidades, penetrando la más sólida calma a medida que se van fortaleciendo.
Invaden sin tregua la comida, las horas de sueño, el transporte, el tiempo de aseo... hostigando con toda clase de negativas y rechazos: no va a dar tiempo, no vas a poder, no es suficiente, no perteneces ahí, jamás te aceptara… En conjunto es una experiencia tan frustrante que quizás por ello se le excluye de nuestras listas y recuentos dejando figurar únicamente a su variante alegre más cercana.
18 de diciembre de 2010
Equivalencia lingüística
Dados los síntomas puede hablarse de un cambio hostil en el comportamiento producto de la pérdida de una extensión virtual de la memoria, interpretada psicológicamente como la repentina inaccesibilidad a información especializada sobre ciertos sucesos y temas anteriormente accesibles de manera sencilla.
Es sentir la ausencia que dejaron esos pequeños detalles que hacían los días malos más llevaderos y los buenos, perfectos. Es saber que desde hace unos momentos todo ha cambiado y no habrá más oportunidades para reír, jugar y abrazar como antes. Es querer volver atrás y no poder hacerlo.
***
A nivel fisiológico es la disminución brusca en la producción de hormonas, específicamente dopamina y norepinefrina acompañada de un incremento en los niveles de serotonina. La inversión de los procesos propios de la empatía y la cordialidad.
Es un vacío que te oprime desde que lo recuerdas durante los primeros momentos en la mañana y que no te deja hasta que pierdes la consciencia por la noche. Es repasar la situación una y otra vez imaginando diferentes finales, atormentándote con las múltiples fantasías que el “hubiera” puede dar.
8 de noviembre de 2010
Sensación precoz
Recién regresando de un rancho me detuve en un bar del camino para descansar y comer un poco. Al llegar el local estaba vacío, sólo el tendero miraba la tele colocada en la esquina mientras secaba unos vasos. Tal vez por su aburrimiento dentro de poco me empezó a platicar.
Dijo todo lo que se espera oír de alguien así. A medida que yo ingería más alcohol sus temas “de hombres” se sensibilizaban más. Hasta ahí nada fuera de lo usual. Sin embargo, luego de un rato empezó a hablar de la sensación precoz.
Por obvias razones no puedo recordar todo lo que dijo. Más de lo que recuerdo creo que deberían dar cursos y pláticas. Más o menos decía así:
La cosa es sencilla, así como hay hombres que cuando se acuestan no aguantan mucho parados, hay hombres que estando parados no aguantan mucho tiempo “acostados” o calmados pues. Nada más cruzar palabra con una señorita que les parece atractiva ya se desviven por conocer todo de ella y llevar la “relación” a sus últimas y disque sensibles consecuencias. Yo digo, para que tanta emoción si ni acostón va a haber. Esos pelados se contentan con cualquier manita sudada siempre y cuando llegue rápido. Y así de apurados son los canijos que ni esto pueden conseguir.
Cuando quieren, la mujer ni enterada, apenas y los reconoce. Se desaniman y la dejan de tratar como deberían, así que cuando ella ya podría querer saber algo de ellos, no lo hace porque ya conocen lo peor de sus mañas. Han salido a flote sus más bajos instintos por culpa de un despecho acelerado o un deseo excesivo…. Por más que le busquen, a esas alturas el barco ya está más que hundido.
Simplemente no pueden esperar a contagiar debidamente lo que sienten. En vez de eso simplemente llegan apabullando a la pobre muchachita que de buenas a primeras no sabe que le pasa al fulano que cada día se pone más raro. ¡Si hay que saber respetar! No que luego a invadir el espacio, a hacer preguntas indiscretas, a exigir un compromiso. ¡Ese paso no hay quien lo aguante! ¡Si hay que ser!
Luego luego quien no se enoja se desespera, y las más inocentes y nobles intenciones que un hombre puede tener con una mujer se ven destruidas por no permitirse un momento de explicación ¡pa’ que el caldo agarre sabor!
Pero oiga bien lo que le digo algún día aprenderán, y si no pues solitos se irán a la tumba. ¡Haber si así se acaba la sensación precoz!
1 de noviembre de 2010
Cuando te toca, ni los años importan.
como alma de pura fiesta
Ya Lalo se fue a su entierro
con su viuda y sin orquesta.
Se le dijo que el colmillo
no dejaba buenas cuentas
Y si empinaba el codillo
luego pedo ni se acuerda.
Cuando estaba en su jueguito
que se le aparece la muerta.
Ahora si vienes chiquito
derechito hasta mi puerta.
¿Ya con esas nos llevamos?
Me cae que ya ni la amuelas.
Ni porque ya le hago al sano.
Neta tú si te la vuelas.
Pues por mucho que le corras
y que le hagas mucho al santo,
quieres, aquí te echo porras
mientras tu hoyo voy cavando.
Así se nos fue el pequeño,
el de las sesiones rudas,
aunque aún era un polluelo
la muerte no tenía dudas.
A lo diferente hasta le saca la muerte.
y molestar sin descanso,
la flaca se lleva a Marietta
a su último remanso.
Cuando llega la huesuda
para cumplir su sentencia
la pequeña pide ayuda
y hasta quiere penitencia.
Pero ella no perdona
y se apura a su encargo.
Hasta trae a un amigo
que le ayude “despachando”.
Anda triste llora y llora
hasta el cielo está nublado.
El reír no sirve ahora
cuando el tiempo se ha acabado
Pero luego de la nada,
ocurre lo inesperado:
se le bota a carcajadas
mucho más del mismo llanto.
¿Qué le pasa a esta niña
que se ríe aún llorando?
¿Estará ya muy loquita?
¿O qué mosco la ha picado?
“Por las dudas ahí te dejo
con la vida perdonada.”
Dice Catrina a lo lejos
toda fría y espantada.
Entre gustos y rivalidades Catrina se va enterando
una hija ha perdido
Iliana era su nombre,
Hernández su apellido.
La calaca la rondaba
en su casa y en el labo,
primero se le escapaba…
la atrapó al fin y al cabo.
Sus amigos le reclaman
el porqué los ha dejado
unos ríen, otros lloran
todos están a su lado.
Ahora sobra la comida
ya no se oyen más sus gritos,
¿Quién planeará las salidas?
¿Y quién hará los circuitos?
Ya Catrina se la lleva
va jalándole los pelos,
Unos dicen que es por pena
Otros dicen que por celos
Una lástima que partas
al fondo del camposanto
Ojalá que cuando vuelvas
no sea para dar espantos.
28 de octubre de 2010
Esa chispa.
De las emociones perceptibles a través del movimiento, hay una especialmente poderosa. Es cultura mezclada con pasión acompasada. Un invento de hace tiempo que reúne a dos personas para conocerse mutuamente.
La música invita, abriendo la ocasión de un verdadero encuentro. Luego todo depende del timbal y la campana. Constante y breve, los tiempos se van sucediendo como avalancha de posturas estéticamente estudiadas. En cada apunte y balanceo se libera y enaltece un sentimiento, se comunican pensamientos y comparten deseos. La descarga dirige más que movimientos, es importante saberlo.
Brazos al frente, manos cruzadas, sujeta por cintura, media vuelta simultánea: puntos estratégicos para los múltiples contactos. Las primeras veces no coincidirán y la distancia tan corta resultará incómoda, pero con un poco de tiempo los brazos irán más lejos, rodearán cuellos y sujetarán espaldas. La agitación produce calor, mismo que alimenta las ganas de fundirse en una simetría de tiempo y espacio. Simbólico pero no por eso menos cierto.
Las caderas se balancean recordando mi cultura, como empapándose en cada oscilación del sabor tan pasional y auténtico. Cada vuelta sujeta la firme creencia de preservar la parte más sensual y codiciable de la raza latina. Un poco más lento o más rápido, siempre más fuerte, más intenso. Provoca emociones, desboca pasiones…
No es tiempo de pensar ni de razonar, sólo deja a tu cuerpo quemarse con la chispa de un timbal que incansablemente insiste en tentarle.
Ríe, muévete, comparte, conoce, disfruta, BAILA.
17 de octubre de 2010
Cuando el niño se vuelva hombre.
Atardece en fin de semana. A pesar del inusual descontrol y las obligaciones contraídas, camina feliz por las calles. Recorrer este camino le hace pensar en las promesas existentes para cada fin de semana. “Tal vez el siguiente” piensa, mientras conversa de cualquier cosa con el amigo que le acompaña. Si estuviera ella… “Pronto, pronto” se repite.
Pasa cerca del museo. Recuerda una exposición algo interesante para visitar. De no ser por su presente destino entraría a dar una hojeada. Es más, alguien sale…
Es él. Se le ve sonriente mientras da una media vuelta. Por un momento parece haberlo descubierto también, pero luego continúa hasta verla a ella. Ahí está, en la tarde de un domingo con falda clara y zapatillas. La inconfundible cabellera. Se acerca a él, se abrazan. Luego caminan alejándose por la misma banqueta, tranquilamente él toma su mano.
A los pocos metros se detienen y contemplan el interior de una iglesia. “Entren, entren” piensa visiblemente alterado, mientras sigue acortando la distancia que hay entre ellos y él. Continuan. Los ve cruzar la calle y la perspectiva cambia. Su silueta perfectamente enmarcada por la falda hasta hoy desconocida la hace ver como la mujer en quien siempre pensaba.
Por obvias razones seguirá un camino distinto, sin la más mínima duda del inminente reencuentro.
11 de octubre de 2010
Desajustes imprevistos
Sabía lo que hizo. O mejor dicho lo que no había hecho. De todas las posibilidades implicadas, no había una sola que hubiera pasado desapercibida. Simplemente no debería estar pasando. Pero así es la magia del ser humano. Tan impredecible y enigmático, más que cualquier ciencia exacta. Y así se atreven a menospreciar el arte.
Él era Eugenio, un escritor novel que batalla desde hace seis meses por escribir su ópera prima. Su problema no es conseguir una trama interesante, después de todo un poco de café mientras contempla a la gente pasear en el parque cercano a su casa siempre da la pauta de una historia torcida. Lo crucial son sus personajes. En ellos se decide la verdadera esencia de su novela, es su estilo, su propuesta.
La mayoría del tiempo lo había pasado esbozando los comportamientos ocultos o inscritos en su apariencia. A veces por el gusto de compartirles un poco de sí mismo, a veces por consecuencia de la identidad poco a poco adquirida. Luego de algunos meses los seres inventados dejaron de ser ficticios, volviéndose sus conocidos. Unos eran sus amigos y confidentes, con ellos pasaba la mayor parte de su tiempo. Otros eran enemigos y detractores impacientes por traicionarle y dañar a sus seres queridos, si una afirmación así tiene sentido.
Un día ligeramente diferente se encontraba el autor terminando un capítulo particularmente placentero, donde la empatía entre sus creaciones simpatizantes alcanzaba un nivel pocas veces visto. Se habían confortado y animado, escuchando atentamente cuánto problema hubiera por decir. Luego habían reído felices de tenerse como apoyo, animados por la esperanza de días placenteros. De pronto, sin aviso alguno, un sutil cambio de opinión desata un malentendido imprevisto aún por el propio Eugenio. Incómodos vetos y silencios tornan el ambiente amical en un nido de intrigas y desconcierto.
Imposible retroceder, los cimientos de recuerdos eran demasiado sólidos como para demolerlos. Increíble forzar otros eventos, se volvería intolerablemente fingido. Las posibilidades se cerraban ante los ojos atónitos de un autor súbitamente convertido en espectador.
Incapaz de intervenir en un desenlace que amenaza con arrebatarle a sus amigos, Eugenio guarda silencio en un intento por contener la confusión y la impotencia emanada del conflicto. Una simple línea volvió un inminente y calmo desenlace en un giro apasionante y excesivamente intenso. Con la garganta anudada y los inminentes sollozos espera quieto la comprensión de los personajes por su autor ingenuo.
Errores de una pluma amateur demasiado costosos como para dejarlos en el tintero.
19 de septiembre de 2010
Todavía la extraña.
“Sólo a la distancia se puede distinguir la corriente” – dice con un dejo de voz – “una vez adentro sólo tienes pistas”.
Su consejo aparenta una experiencia que su voz inmediatamente rechaza. Para los cánones de la ciudad, donde una pluma puede hacer más daño que una multitud, él no es más que un potencial beneficiario de un programa social. La ropa escasa y raída, la piel morena y el semblante endeble: es sólo un muchacho que ha mal vivido cerca del mar.
Pero José es más que eso. A sus veinte años ha aprendido cuánto es necesario para sobrevivir en la más extrema dificultad. Ha vivido el paso de tres huracanes y media docena de inundaciones, sabe levantar algo parecido a una casa desde los trece años, consigue su comida lo mismo con redes o escopetas que con machetes y arado, remienda ropa, hace comida y cuida a sus tres hermanos. Con lo poco que deja su pesca y su cosecha, sumado al sueldo de sus artesanías de palma, se hace de lo necesario.
Quien lo conozca y comparta su vida durante algunos días descubrirá que el antes niño ya es un hombre.
Tal vez sea por eso que en el pueblo José se ha convertido en blanco de un sinnúmero de mujeres. De lo más variado y sorpresivo, es imposible concluir alguna pista de aquél grupo.
Hay casi niñas que le buscan como el caballero idealizado que les ame y proteja. Le atraen con juegos mitad inocentes mitad coquetos; le hablan de amor perfecto, el destino y juramentos ciegos; sus cuerpos pueden parecer de señoritas, pero en sus adentros aún vive una niña con sus juegos. Tan pequeñas e indefensas como para protegerlas, tan simples e inocentes como para atreverse a tocarlas.
Otras por el contrario le llevan algunos años, haciendo que de buenas a primeras él parezca más infantil e ingenuo. Las busca como el niño que ya puede salir sólo por las tardes. Ríe, juega, hace preguntas y da respuestas. De poco toma confianza, aventura que será de su futuro y se lanza.
Más con la edad viene la paciencia, misma que puede convertirse en calma. Lo que empieza en duda se convierte en largas, y al cabo de algunos intentos su futura vida de madurez se vuelve nube de humo y luego nada. Perplejo contempla anonadado que ha pasado, piensa un poco y se da cuenta que el efecto de la hipnosis se escurre con el agua.
Noé, de infancia su amigo, al verlo confundido prefiere no abordarlo y dejar que el tiempo compense la falta. Mientras, José recurre a Laura, amiga del último y novia del primero. Le confía sus desvaríos e infructuosas cruzadas, le dice cuánto anhela ser querido y lo mucho que esa “ella” le hace falta. Laura piensa, sopesa, y espontáneamente le ofrece afecto. Más luego lo reconsidera y lo cambia por desprecio. ¿Que hará José en el mundo extraño que le presenta todo y le concede nada?
Al final queda como al principio, esperando el momento indicado de cambiar el rumbo y perseguir a la persona amada. Mientras lanza las redes y espera recogerlas piensa en lo sucedido hace algunos meses, justo antes de que la ola de mujeres comenzara. Por un fugaz momento le pareció haber encontrado a la indicada, tanto así que incluso vio la seña para ella reservada. En ese momento, recordó, lloró, subió la pesca y admitió que la extrañaba.
Pobre José, si pudiera dirigir su remo al mar en medio de la nada…