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20 de febrero de 2011

Bleu, white y rojo

Bleu
Au début tout est étonnant. Même les choses les plus courants ont un air d’élegance. Par exemple, les manteaux remplissent deux fonctionnes: celle de protéger du froid  et celle d’exprimer l’attitude plutôt respecteuse entre inconnus. Les rues sont l’espace parfait pour réfléchir et s’exprimer avec toute liberté (mais pas en haute voix) puisque c’est là où il n’y a pas de but défini. Après ces pensées reviendront l’inspiration pour créer l’image idéale: ici c’est comme ça. La beauté, de la même manière que le travail, la santé ou les loisir, exige d’y penser en avance. À la fin tout est planifié, “lu et approuvé”, mais malgré cette planification il y a encore des erreurs. La naïveté d’avoir une identité aussi riche et diverse pose des difficultés à ceux qui veulent la maitrîser.
Comme résultat on voit une jeunesse vivante et confiante mais qui se trompe là où leur parents réussissaient: Les vestes et les cravats ne peuvent pas contrôler les nouveaux comportements, beaucoup plus dégueulasses et pérvers. Des verres qui se cassent, des bouteilles qui sont vidées tout de suite. Le dîner devient un champ de bataille, la nuit c’est l’échappe d’une vie que ne satisfait personne.
White
Either because they were raised with the idea of a single language belonging to a clearly defined territory or due to the effort it takes to get out of one’s habits, most people prefer to avoid risky idiomatic adventures. If all we get is a chaotic exchange of expressions separated by unconfortable pauses, then its better to remain silent hoping somebody that trully speaks our language arrives.

1 de enero de 2011

La princesita y su mundito


princesitaEstimado compañero, cuidado con la princesita. Seguro te la has cruzado más de una vez en tu camino. Así de pequeña como la ves es extremadamente peligrosa. Bajo esa apariencia de inocente e indefensa amiga intenta pasar inadvertida toda una compleja trama de estrategias de seducción, listas para atacar cual arsenal militar.

¿Por dónde empezar? ¿La cabellera con la longitud exacta para volar provocadoramente al más insignificante impulso? ¿Las curvas que su roja vestimenta apenas disimulan? ¿El contoneo tan hábilmente pretendido como el de una jovencita inexperta? Tal vez sólo sean los ojos grandes e inquisidores, que en cuestión de segundos exploran los más profundos deseos de quien perdidamente la mira. La mayoría de las veces simplemente para disfrutar la desesperante necesidad de tenerla cerca, las menos para derretirse ella misma con el deseo contenido que su curiosidad saca a cubierta.

flirty elegant woman look

28 de octubre de 2010

Esa chispa.

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De las emociones perceptibles a través del movimiento, hay una especialmente poderosa. Es cultura mezclada con pasión acompasada. Un invento de hace tiempo que reúne a dos personas para conocerse mutuamente.

La música invita, abriendo la ocasión de un verdadero encuentro. Luego todo depende del timbal y la campana. Constante y breve, los tiempos se van sucediendo como avalancha de posturas estéticamente estudiadas. En cada apunte y balanceo se libera y enaltece un sentimiento, se comunican pensamientos y comparten deseos. La descarga dirige más que movimientos, es importante saberlo.

Brazos al frente, manos cruzadas, sujeta por cintura, media vuelta simultánea: puntos estratégicos para los múltiples contactos. Las primeras veces no coincidirán y la distancia tan corta resultará incómoda, pero con un poco de tiempo los brazos irán más lejos, rodearán cuellos y sujetarán espaldas. La agitación produce calor, mismo que alimenta las ganas de fundirse en una simetría de tiempo y espacio. Simbólico pero no por eso menos cierto.

Las caderas se balancean recordando mi cultura, como empapándose en cada oscilación del sabor tan pasional y auténtico. Cada vuelta sujeta la firme creencia de preservar la parte más sensual y codiciable de la raza latina. Un poco más lento o más rápido, siempre más fuerte, más intenso. Provoca emociones, desboca pasiones…

No es tiempo de pensar ni de razonar, sólo deja a tu cuerpo quemarse con la chispa de un timbal que incansablemente insiste en tentarle.

Ríe, muévete, comparte, conoce, disfruta, BAILA.

2 de abril de 2010

El porqué de los hombres

Recién caída la noche en Guadalajara, la luna comienza sin remedio a atender quejas. En la primera ventana una chica solloza con rabia y le pregunta: ”¿Por qué tienen que ser así? … Si le he dado todo, ¡Hasta lo que no he debido!” A su lado están los restos de un portarretratos recientemente hecho añicos; la foto que contenía ahora esta quemada en uno de los rostros. Ricardo, su hasta hace 30 minutos alma gemela, ríe abiertamente con Pamela, la mesera del restaurante donde él y su novia habían ido a comer aquella tarde.

No muy lejos de ahí, un adolescente de apariencia frágil y estereotipada le reclama en silencio y con rabia al orbe de plata, incapaz de gritarlo abiertamente, por temor a que la tragedia empeore. Repasa nuevamente la escena que hace tan sólo unas horas le dejó sin aliento y con gran decepción: Vuelve a ver a Raúl sonriente y acurrucado en los brazos de “Adonis”, su particular y semi perfecto instructor de gimnasio. Inmóvil en la puerta de la recámara, escondió la carta con tanto esfuerzo preparada y lanzó una mirada de desprecio a su imponente rival.

saddleMuy arriba de ambos, la luna suspira por tener que aguantar nuevamente este tormento, incapaz de resolverlo de una vez y para siempre cual santo remedio. Lejos de ahí, en un poste del “The Saddle Inn”, (un pequeño y escondido bar de la isla de Man) una placa vieja y desgastada tiene grabada la respuesta. En cuatro líneas brevemente esbozadas se dan las razones que vuelven, sino justos, al  menos lógicos los actos de infidelidades:

Si no fuéramos visuales no seríamos tentados

Si no fuéramos tentados no seríamos impulsivos

Si no fuéramos impulsivos no seríamos rebeldes

Si no fuéramos rebeldes no seríamos hombres.

Nadie sabe quien la escribió ni desde cuándo, pero todo aquel que la ve admite que en tan pequeño extracto cupo la verdad de un infinito número de casos.

31 de enero de 2010

Adicción a la tinta.

3922977291_f254d6b372_b Como que de pronto el pasatiempo se vuelve cometiempo y entre la comida y la cena las ideas fluyen con una rapidez y abundancia tal que el no ponerlas en palabras provoca dolor de cabeza. En medio del desvarío literario de frases inconclusas e ideas peligrosas uno se pregunta ¿Y de donde sale tanta lengua?

q2 Culpa de la musa, culpa del sistema, de una necesidad psicológica o simple pereza: Cuando de todo se escribe de poco se piensa. El encanto de otras actividades se esfuma en la nada y la curiosidad de oír otras cabezas se vuelve sólida y concreta. Si de pronto se alzaran más voces y de ellas se formara singular orquesta, seguro algún sonido hermoso produciría. “Empoderar a la gente” cita insistente a buscar otras maneras. De sólo pensar en el festín de pensamientos y de ideas…empiezo a hablar como no quisiera.

q3   Aunque pensándolo bien, sería de lo más interesante.  Sobretodo la respuesta al ¿Por qué tomar la pluma? Seguro hay quienes tengan de por medio una relación o sensación amorosa. De las primeras puertas que se abre, de las últimas que se cierra. Todo mundo quiere decir cosas que de frente no podría, confesar verdades que parecen mentiras, montar altares en medio de ruinas… Ah el amor.

confession

q1Otros tendrán algo parecido a la ciencia. Especulación o rumores son siempre plato de primera mesa. Datos que se manejan por ahí, reportes que aparecen allá, teorías imposibles que destacan de entre la aburrida maraña académica y de divulgación popular. No son los más pero son como la sal: pon uno de ellos y cualquier columna la hacen cuajar… o desabrir.

q4 Los políticos y anarquistas siempre cuestionando a la respetable sociedad. Con sólo pensar en izquierda o derecha se forman problemas de escala nacional o internacional. Voraces, feroces, apasionados y perspicaces: serían perfectos de no ser por su comportamiento mezcla de un conductor de programa de espectáculos y un comentarista deportivo.

Siempre con propuestas nuevas e ideas frescas, los alternativos suelen tener diseños interesantes, rinconcitos personales que le dan el toque humano a la red dispersa. Con fotos aquí, frases allá, musiquita de fondo que de pronto se revela. Me recuerdan mucho a los cafés bohemios con todo ese humo que se mezcla con el consumo.

Los tecnólogos, los viajeros, los ocasionales y los que aún no conozco pero muero por hacerlo, un chorro de voces que por muchos lados dan una mirada parcial que entre todos se completa. Es la comunidad hablando, la verdad suelta. Sin regulación ni compromiso, es la libertad de expresión en su forma más perfecta.

Definitivamente necesitamos más de estos sueltos por el planeta.

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31 de diciembre de 2009

Placer peligroso (II)

El único problema es que no era ella. Mónica, su prometida, estaba en ese momento guardando cama a unas cinco horas de ahí. “No dejes que nadie te eche el ojo” - le dijo al final de su visita el día anterior - “Recuerda que el anillo de tu madre está en este dedito que ves aquí”.

“Pues mira que yo no me dejo, pero aquí no sólo hay ojos, sino hasta un dedito que me llama a ir.” pensó el angustiado ingeniero Solís. Seguro esto era idea (y vaya que fue buena) de alguno de sus queridos invitados de honor. Una vez que el creía la guerra ganada, se le presentaba la última batalla, el arma secreta de la muy respetable sociedad local, engañosamente provinciana: un escándalo del encargado del Complejo arruinaría la reputación del pequeño y de su padre, derribándolo más rápido de lo que cualquier explosivo podría. Pero no, no les iba a dar ese gusto.

¿O tal vez sí?

Pasaron las horas y a pesar de enfrascarse en las conversaciones de los hombres influyentes, de encargar al mesero la mitad de la carta de bebidas y de bailar incluso con la SEÑORITA Dolores, no logro despegarse de la atractiva y misteriosa invitada. Los inquisidores miembros de la sociedad se fueron retirando en lo que consideraban ya una fiesta “incontrolable” y la desconocida le acechaba como si fuera el momento de su llegada. Quizá la señorita no estuviera pagada y en verdad se había prendado del flamante ingeniero, después de todo el evento era en honor del edificio que en tiempo récord (descontando los días de  paro obligados) había construido. Total, ya a esas horas y con tantas copas encima como él, nadie podría recordar nada a la mañana siguiente.

Inocente, se dirigió al extremo desde donde podía observarse el conjunto de jardines y fuentes del patio posterior, un punto que el sabía era difícilmente visible desde la explanada. Un par de bocanadas de aire y la famosa mujer estaba de pie a un lado suyo.

- “ Así que la damita decidió buscar esta noche un ingeniero joven y afamado al que conquistar ¿no?”

- “Se te olvido humilde y caballeroso.”

-“Cierto, cierto, eso también. Pero dime, ¿Por qué de pronto acercarse al centro de la fiesta? ¿Querías fotos? ¿Rumores? Todo eso a esta hora y en este lugar ya son imposibles, me temo que lo que ves es lo que hay, aunque al parecer para ti es más que suficiente.”

-“¿Hace cuánto que no estas enamorado? Haces demasiadas preguntas cuando en realidad, por como estás y en donde estás, ya no te interesa saber la respuesta.”

-“¡Ah!… mmm… ¡Ya…..!

lustFue lo último que el ingeniero  pudo pronunciar antes de ser devorado pasionalmente por su interlocutora. Tantos años de creer conocer el beso francés para que en unos segundos conozca eso y lo que le sigue. Manos, roces, suspiros y demás “formalismos” propios del acto se sucedieron rápida y abundantemente. Vio luces, pero no sabía si eran reales o producto de sus sueños volviéndose repentinamente realidad. Adrenalina mezclada en un coctel de hormonas que incluso la ebriedad le cortó: Era un placer desconocido y agresivo, intrusivo y apabullante. La definición de lo no definido, el placer peligroso que siempre imaginó pero nunca había conocido. El anillo de su madre podía quedarse en el dedito a cinco horas de ahí, aquí tenía un par de manitas que salieron más traviesas que todo el cuerpecito enfermo al que pertenecía.

Qué sucedió después es irrelevante, de alguna manera u otra regresó a su casa, abrazó a su prometida, anunciaron el compromiso a sus respectivos padres a la mañana siguiente y después de poco más de un mes, se disponía a casarse. Hasta ese día, no había vuelto a saber de la desconocida abusadora a la que creyó conocer como Malena, pero uno nunca sabe: Tal vez y sólo tal vez, durante el “que hable ahora o calle para siempre” haga su aparición la tentadora indomable para reclamar la infidelidad del candidato a marido. Quizás hasta un par de fotos lleve, quizás quiera demostrar su acusación en vivo… ¿Sobreviviría a eso el incipiente “señor”? De no hacerlo aguantaría al menos hasta la parte de la demostración…

La primera estaba desprevenido, recuerdo menos de la mitad, pero esta vez con la familia, la prometida y el templo de testigos… ¿Cómo se sentirá?

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Una vez probado el fruto del pecado es muy difícil dejarlo de tomar.

Placer peligroso (I)

Luego de varios meses de planeación y preparativos, la construcción del Complejo Tecnológico había terminado. Tras limpiar los espacios que iban a ser lugar del evento, se ofrecía una fiesta de coctel para todas aquellas ilustres y renombradas personalidades del ámbito social local: Inútiles varios con grandes sumas de dinero y cuya pobre opinión ha forjado más de una reputación. De modo que el objetivo era claro, las autoridades municipales y estatales deseaban presentar a su joven vástago de dos hectáreas en sociedad.night

Dentro de los protocolos de semejante frivolidad, era imposible que el Ingeniero Raúl Solís, responsable de la obra, pudiera escapar. Estaba condenado por alrededor de seis horas a sonreír a todas aquellas personas que hace tan sólo un par de meses le habían impedido consumar el proyecto de tantas maneras como les fuera posible: A Don Ramiro de León, el presidente de la Asociación de Control Forestal que nada más enterarse del proyecto, mandó a cientos de acarreados a amarrarse a toda planta que pasara su cintura dentro del terreno; Doña Carolina Sigüenza, secretaria del Grupo de Papelerías Unidas que interpuso no una, ni dos, sino tres demandas contra la construcción por considerarla “una amenaza latente para el desarrollo económico del sector papelero en la ciudad”; la SEÑORITA Dolores Santos, amiga de “Doña Caro” que intentó detener la obra cuando literalmente se tiró frente a una excavadora, con la misma técnica de los futbolistas novatos, alegando atropellamiento. Pasó también Carlos Matamoros, el del tráfico de drogas entre los trabajadores; Anita de la Rosa, la supuesta violada por los veladores; Lucía Alvarado, la que mandó a robar las herramientas y cables de cobre; Omar Centeno, que mandó a cortar las tomas de agua y el muy querido Raulito Mendoza, el tocayo que alegó desvío de recursos y lavado de dinero.

ella Parecía que la lista de invitados se había terminado cuando en el fondo de la explanada que presenta al complejo una silueta provocadora y femenina apareció. Impecable era aplicable sólo para referirse a su etiqueta y atuendo: bajo estos formalismos propios de la “celebración” se escondía muy superficialmente un cuerpo de perdición y encanto. Una extraña mezcla de elegancia e indecencia, con su mirada a medio descubrir y sus labios color carmesí era el centro de atención de los honorables “caballeros” que la rodeaban.

Como era de suponerse, el veneno no se hizo esperar. Miradas furtivas y susurros dispersos le rodeaban como a alguna princesa de cuento le rodearan los pajarillos. Qué si su escote era muy grande, su tacón muy alto, su apariencia demasiado exuberante… nimiedades que las (en público) muy costumbristas damas de sociedad lanzabas ferozmente en un intento de derrocar a la desconocida de su pedestal. ¿Pero cómo atacar a quien no tiene identidad? Nadie daba con su nombre o procedencia, pareciera sacada de la tierra, una ninfa perdida en la noche fresca que el verano amable prodigaba.

No fue necesario mucho tiempo para reconocer que quien fuera, iba tras el Ingeniero Solís. Nada más abrirse la pista de baile, buscó (o mejor dicho tomó) algún hombre joven y bien parecido que le sirviera de pretexto para tentar más de cerca al jefe de obra con su cadera hipnotizante y ritmo cadencioso. Pieza tras pieza rondaba por la mesa de honor, mirando de reojo a Solís como una leonesa observa a su presa. Tal fue su descaro que en uno de sus movimientos más incitadores, el alcalde, sentado a un lado le preguntó: “¿Es acaso tu novia? Vaya que esta enamorada, esa manera de mirarte no deja nada a la imaginación.”

27 de diciembre de 2009

Cuando ya nada es suficiente

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En medio del exceso y la decadencia, una suerte de reacción despierta. Del mundo de capacidades que en un principio se tenían, quedan sólo los restos que la monotonía de un placer aparente ha dejado.

A medida que el amo se convirtió en esclavo, el alcance de sus fuerzas se fue agotando, sus talentos fueron poco a poco volviéndose torpes y burdos, y la visión para apreciar más allá de lo que ahora le domina se ha perdido.

De pronto, el éxtasis que le provocaba su objeto de deseo se ha ido. Con él, las ganas de permanecer en un lugar incitador pero lleno de inmundicia. Ya ni las más grandes y prohibidas aberraciones satisfacen su voraz apetito. Lo que en principio era bueno, se ha degenerado, no sin antes dañar a quién le dio principio. Llámalo amor, poder, creatividad o dinero: al final todo puede acabar en el mismo destino.

Cuando el débil prisionero intenta salir de la cárcel que se ha construido, sus brazos le traicionan, la mente se le nubla y el tiempo se vuelve interminable en ese encierro obligado. Más aún, la constante exposición a aquello que antes le agradaba y ahora le hiere, paralizan los escasos intentos de recapacitar. Sus sentidos, hartos de la interminable condena se han insensibilizado, en un intento de no despertar jamás.

Su droga no es suficiente, su fuerza no es suficiente, el espacio no es suficiente, la intención no es suficiente, ¿Cómo devolver la virtud y la vitalidad a un alma que en su propia libertad ha encontrado la fuerza que le someta?

He ahí una pregunta cuya respuesta podría encontrar la cura para las más humanas atrocidades y bajezas.

22 de diciembre de 2009

El Ruedo del Amor

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Es cuestión de ajustar los enfoques, de re categorizar los sentimientos y de aceptar las posiciones, en menos de lo que se espera encontraremos en el encuentro casual de una pareja una fiesta de brava de pasión.

Lleno de detalles y lujos, se prepara la plazuela donde se llevara a cabo la lidia. De entre los muchos escenarios, unos pueden ser más activos, más oscuros, más públicos o accidentados. En general son lugares de gran cupo, verdaderos recintos para gran cantidad de espectadores.

En otro tiempo las jornadas eran más sencillas, el caballero hacía las veces de un rejoneador y pese a lo burdo de la comparación, la dama era la bestia indomable que debía ser sometida. Más hoy en día los papeles se han vuelto difusos, las máscaras protegen identidades y permiten que tanto uno como otro sea cazador y cazado.

Cuando el varón toma la espada y el capote se convierte en héroe, en hombre. Se arma de valor, de fuerza, de orgullo, de alteza. En el intento de obtener la victoria, se enfrasca en la difícil tarea de intimidar y atraer a su doncella. Ropa ajustada, actitud territorial y dominante, breves afrentas con otros toreros que vayan en pos del mismo objetivo. Todo él, en estado y energía, se convierte en un constante ofrecer posición, protección, recursos, la comodidad y calma de una protegida que a cambio entregue fidelidad, ternura y la manera de perpetuar la descendencia.

Si la mujer es la que se alista a la faena, su mente confabula las más certeras y mortíferas armas con las que atacar a un hombre, su indefensa presa. Juegos, coqueteos, insinuaciones, invitaciones a un pecado que de solo imaginarlo incita a la rendición. Como si ello no fuera suficiente, tiene a su alcance un arsenal de estímulos visuales que confunden y excitan. Maquillaje, accesorios, perfumes y prendas. Todo un arte de seducción inmejorable que derrite las pupilas. Gracias al código de honor que entre ellas aún existe, toda su atención la centra en su elegido. Los ojos asientan la mirada en su objetivo, donde quiera que este se dirija y mueva.

Ambos luchan incansablemente, deciden su siguiente acción sobre la marcha, y dan al público un verdadero espectáculo que levanta insultos o alabanzas. Haciendo uso de cuanta habilidad dispongan, unos hacen muestra de su capacidad artística o su talento en oratoria. Unos crean artificios visuales que se imponen como luces pirotécnicas y otros conducen a su pareja en un baile que someta en el dulce ritmo de una canción romántica y amena.

Espectáculos románticos que encierran en la creatividad y el autenticismo la belleza de un amor que flamea joven en cada corazón.

22 de agosto de 2009

Mentes opuestas

En plena oscuridad, al abrigo del constante rugido de los motores que apresurados circulan por la ciudad, una pareja se acaricia indecentemente en la esquina de una calle poco transitada. Desenfrenados y absortos el uno en el otro, ignoran que más de una persona espía su juego ardiente de manos, labios y otras partes del cuerpo.

Un poco más cerca, un poco más adentro, un poco más profundo, un poco más abajo… Ni siquiera el ocasional destello de un auto girando en esa esquina logra separarlos. Parecieran posesos por un baile hipnotizante, una fuerza baja que devora con cada movimiento su voluntad y autonomía.

streetSin embargo, por dentro cada uno piensa cosas totalmente opuestas. Él se dedica únicamente a imaginar situaciones más y más atrevidas, actos que de solo pensarse le hacen querer ir más rápido, tener más manos, ser casi la misma persona. Vigoroso e inocente, su realidad se limita al presente con algunas fantasías sobre cómo presumir a sus amigos unas horas más tarde. Luego de esta noche, luego de ella ¿Quién podría resistirse si quiera a su sola presencia? La sensación de poder controlar a cuantas caderas le rodean por esos días es por sí misma un placer indescriptible.

Ella es bastante más astuta. Experimentada desde su tierna y perdida infancia, lo conduce lentamente como a un pequeño conejo que ignora su destino. Suave pero fría, seductora por fuera, calculadora por dentro, no puede más que reír al ver la facilidad con que todo esta saliendo. Hace tan solo un par de horas, su ahora víctima y ella habían dejado un bar clandestino, totalmente apresurados de consumar un deseo carnal que el alcohol le había inducido a él. Mientras salían, el furioso novio de ella miraba incrédulo cómo es que alguien se atrevió a tocar a su “Rubí”. Para estas alturas, no debe tardar en llegar. Tal vez sería amable de su parte darle al pobre tonto un último regalo… Sólo para que se vaya con una sonrisa.

Así pues, los susurros van creciendo hasta volverse gritos, rompiendo aún más la ya turbada calma nocturna. Ella deja cualquier signo de educación o auto respeto y se vuelve una bestia devora hombres. Él, completamente envuelto en ella, libera sus fuerzas de las cadenas de la vergüenza y profiere aullidos de auténtico éxtasis inmoral. Es justo ese instante el más silencioso en aquellas calles por lo que su glorioso momento se ha hecho más que público, es invasivo.

Luego se ve una camioneta acercarse rápidamente y orillarse cerca de donde ellos están. Mientras seis siluetas descienden de ella, Rubí saca una navaja de su bolso y le dice a su aún extasiado compañero:

Así es papacito, al fin tuviste lo que siempre deseaste, así que te dejaré disfrutar un poco más el momento…

Para luego clavarle su arma justo debajo del pecho.

Aún con la sonrisa, él baja la mirada para ver cómo la hoja gira dentro de su cuerpo mientras un calor interno se va extendiendo desde aquél punto. Pronto las finas líneas de sangre fluyen al piso mientras que “Rubí” huye de la escena con las seis siluetas persiguiéndole.

2 de agosto de 2009

El Gato Rumbero

Es cerca de la media noche en el oscuro callejón. Ventanas del tamaño de puertas, portones por los que podría cruzar una carroza... El aire colonial y marginado de la barriada es perceptible. A pesar del silencio ligero que mece el sonido de las olas, se oye en el fondo, cerca de la costa, un bullicio proveniente de una palapa bastante deteriorada.

Mostrando un desgastado letrero que dice “El Gato Rumbero” y una abundante luz amarillenta, el lugar alberga a unos cincuenta lugareños, caribes que desde su infancia reconocen los sonidos del tambor, la flauta y el cornetín. Noche tras noche se reúnen llevados por el son que da ritmo a sus vidas. Esa melodía tropical que define la pasión, que derrocha emociones, que posee voluntades…

Cuentan las lenguas que en aquel improvisado salón, cada segundo martes se aparece “El Gato”, un muchacho al que nadie ha visto fuera de aquel lugar, como si fuera la música la que le diera vida. Ya avanzada la noche, cuando la música y el alcohol han surtido efecto, entra por uno de los costados de la palapa, por entre los muros de carrizo. Luego de pasearse por el lugar, se acerca a la chica de baile más cadencioso para bailar con ella un son tan intenso y agotador que la chica termina por desmayarse, delirante de éxtasis. Los únicos en darse cuenta son los viejos de la orquesta, cuatro músicos que iniciaron el local cuando sus cabezas aún eran negras y sus mentes ligeras. Para cuando los demás con horror lo descubren, “El Gato” ya ha desaparecido.

El más viejo de ellos, de nombre Cheo, dice que es imposible detenerlo, pues a cada chica le parece alguien diferente. La única forma de reconocerlo es si este la invita mientras la orquesta toca “La Pantera Mambo”. Es por eso que, aunque la pieza es muy solicitada, pocas se animan a bailarla sin haber bailado al menos una pieza antes.

Todo surgió un 11 de agosto – cuenta Cheo – mientras celebrábamos el cumpleaños de Carlos, el hijo de la curandera. Como cada noche vino a bailar, pero también a ver a Lucía, una chica de su edad que por ese entonces era nuestra corista.

Nadie ignoraba que a Carlos la sola visión de Lucía le causaba gran impresión. Y es que la niña tenía un porte digno de una tigresa: Altiva y elegante, con la belleza de las Coronas de Jesús recién florecidas. Su silueta y su cabello por si solos hacían voltear a más de uno.

En las noches, solía cantar las piezas que nosotros tocábamos, y mas o menos por la misma hora en la que “El Gato” se aparece, ella elegía alguno de los muchachos para bailar una pieza con ella. Desafortunadamente Lucía resultaba tan cautivadora que pocos podía mantener su ritmo.

gato Imagen basada en las de Ontario Wanderer y lepiaf.geo gone till Wednesday

Esa noche de agosto, Lucía eligió a Carlos, y nada más comenzar la pieza, los dos se enfrascaron en una danza tan profunda que hay quienes dicen que tuvo algo de demoniaca. Tal fue el ritmo y la cadencia que no fue una, sino diez las piezas que bailaron, mientras los demás los admiraban mitad incrédulos, mitad asustados. A partir de esa noche, a Carlos le llamaron “El Gato” y Lucía dejó de cantar con la orquesta para bailar con él todas los martes segundos del mes.

Pasaron los años y Lucía murió trágicamente en un intento por migrar a Estados Unidos. Carlos siguió viniendo a bailar, pero sin ella, “El Gato” no tardó en enloquecer y desaparecer en la selva. La gente lo dio por muerto, y a su madre por loca, ya que ella era la única que afirmaba que el seguía con vida.

Una noche, mientras se oía la famosa pieza que lo convocaba, un chico se acercó a Valeria, una fuereña que a decir de Cheo, era la viva imagen de Lucía. Bailaron como no se había visto en esa aldea, bailaron con un ritmo que hipnotizaba, con una pasión que desbordaba en sensaciones. Cada paso, cada toque eran trazos geniales de una obra hasta ahora desconocida. Al terminar, el chico se acercó al oído de Valeria y le susurró:

Al fin vuelves Lucía… No podía detenerlo, es el sonido que me controla, pero ahora volvemos a ser dos…

Y saliendo por el muro de carrizo, la pareja desapareció y no se le volvió a ver jamás.