Filtración enemiga

¿Y si en realidad las cosas no son como parecen?

MX050511: TRADUCCIÓN DEL MENSAJE INTERCEPTADO DE FILAS ENEMIGAS.

General,

Sirva la presente para informarle de los avances realizados por nuestras unidades especiales y de inteligencia. Como ha venido sucediendo desde hace ya casi 150 años, el cambio de estrategia producto de aquél penoso incidente de nuestras fuerzas armadas (que tan impecablemente nuestros historiadores han sabido disimular) ha rendido mejores frutos de los esperados. Es por ello que tras la inspección ordenada en cada uno de nuestros efectivos encubiertos le propongo la siguiente descripción de acontecimientos.

Definitivamente la mejor decisión fue dejar nuestra huella genética. Tras aquella corta estancia de nuestras tropas en el puerto de Veracruz surgió un pequeño grupo de mexicanos con rasgos franceses que remarcaron ese gusto por la belleza europea. Quien diría que un detalle así de insignificante ayudaría a dividir hasta estos días a una población en «güeros» y «prietos». Sin duda un movimiento clave para la monarquía que posteriormente habría de instaurar Napoleón III a través de Maximiliano y Carlota.

De la noche a la mañana la (supuesta) ascendencia española o francesa se volvían fundamentales para pertenecer a una aristocracia con tanto fundamento como la segregación racial lo permitía buscando siempre ocultar los rasgos propios para dar lugar a los europeos. Todo un caso la incipiente corte de la nobleza mexicana, sólo superada por las damas de compañía de Carlota.

De la experiencia aprendida en ese exitoso experimento fue que surgieron las claves para controlar el sistema desde dentro. No habría necesidad de nobles extranjeros con debilidades humanistas; en su lugar un brazo de hierro hábilmente adoctrinado a servir a los más altos ideales de una cultura que engendraba a cada paso el progreso. Porfirio Díaz parecía ser el culmen de nuestro proyecto. Maquillado y vestido para emular hasta el extremo nuestros usos y costumbres, impuso un gobierno que nos favorecía, construyó copias de nuestros edificios y monumentos, participó de nuestros eventos. Más su final tenía que llegar algún día. Luego de años en servicio mereció la Legión de Honor que se le confirió y la muerte en nuestro suelo.

 

Quizás no fuera necesario inmiscuirse en el gobierno. El siguiente paso fue propuesto por aquellos comerciantes de Barcelonnette llegados al país aún en tiempos de Don Porfirio. ¿Por qué aprovechar esa fijación con la estética francesa y convertirlo en fuente de consumo? Así pues, inspirados por quien en otro tiempo fuera su protector, construyeron otro palacio en la capital, esta vez de hierro. Hábil maniobra que luego fue retomada por nuestro gobierno y encauzada para replicar la experiencia con nombres tan absurdamente explícitos como Fábricas de Francia o menos directos como Liverpool.

Simple y brillante. Grandes edificios para repetir el clásico intercambio de oro por espejitos. No había posibilidad de fallo. Todos los ingredientes estaban puestos, un grupo de la sociedad falsamente ligado, un prejuicio por lo propio y una fijación con nuestra definición de lo que es bello. Era perfecto. Únicamente se han necesitado de recordatorios periódicos para continuar el efecto. Nada que alguna de nuestras chicas sea incapaz de hacer. Una canción, una actuación, lo que haga es lo de menos. Mientras sea captada por las cámaras de televisión es suficiente. A este respecto se debe de reconocer la labor de ciudadanas como Brigitte Bardot, Mireille Mathieu e incluso Alizée Jacotey más recientemente.

Pese al éxito obtenido hasta el momento los servicios de inteligencia aún examinan las posibilidades de crecimiento para esta campaña. Todo parece apuntar a que la mejor alternativa es seguir presionando al comercio. Sin embargo cómo hacerlo parece no ser tan evidente. Con la banca saturada por españoles e ingleses, un férreo control de las telecomunicaciones aparentemente inmune a nuestros ataques mediáticos y fuertes posiciones en sus productos claves parecen agotarse los mecanismos. Por el contrario hay un grupo que ha optado por seleccionar y llevarse a los posibles jóvenes talentos para descartar sus potenciales amenazas y emplearlos en nuestro beneficio, y aunque parecen tener éxito no han podido justificar totalmente el fin último de estas acciones.

Como podrá darse cuenta por los hechos que aquí describo, pudiéramos estar frente a una de las campañas más exitosas en nuestra historia, producto de un cambio de estrategia en el momento correcto. A la espera de mayores órdenes solicito licencia de un día para dirigirme a la ciudad de Puebla a atestiguar el desfile que conmemora nuestra derrota en esa batalla desde las gradas que demuestran nuestra victoria en esta guerra.

Capitaine Jacques Pignot