2 de agosto de 2009

Actos Primitivos

law

Imagen basada en la de davidsilver

Suele ser complejo de las mentes absortas en las nimiedades de la ciencia reducir la realidad a un puñado de leyes que resuman todos los comportamientos. Una suerte de defensa ante las amenazas de situaciones incómodas o desconocidas.

Sucede que uno de estos individuos, enfocado durante largos años al estudio de la física cuántica y su relación con el psicoanálisis, tuvo que atender una reunión familiar con motivo del fallecimiento de una de sus primas, Dulce, con la cual llegó a relacionarse de manera breve pero amena.

Durante los ritos funerarios propios de la devota tía, le pareció irónico lo sumiso y consecuente de los asistentes, ajenos a la tradición y atentos a las apariencias. Al verlos, vagos recuerdos de su vida familiar le hacían pensar que él y quien vivió todos esos momentos eran personas diferentes que por casualidad ocuparon el mismo cuerpo.

Ajeno como estaba a esa realidad hecha a los usos y costumbres de la gente, la mayoría de las interacciones le parecían grotescas muestras de un comportamiento imitado a base de presenciarlo repetidas veces. Los saludos pierden calidez, los ojos divagan por la sala hartos de ser abandonados, las frases de cortesía ahora impregnadas de hastío… Una reunión de hipocresías donde la difunta parecía pasar a último término.

Aún reconociendo que el hábito científico de obtener resultados indirectos pudiera afectar su juicio, tras horas de observar a esos seres llamados familiares y de ver la aparente cohesión que tal vez solo su cercanía física provocaba, pronunció entre bostezos lo que para él era el primer tratado sobre los actos primitivos:

Hay algo de simple en lo concreto, una obviedad anti estética que para ciertos círculos relativamente especializados puede ser insultante. La manera más sencilla de reconocerle es a través del contacto social, una forma de interacción rudimentaria que con el paso de los años se ha reducido a una repetición mecánica de las formas y convenciones que la sociedad a la que pertenecen los individuos en cuestión impone. Al carecer del seguimiento y cercanía necesarios para un encuentro feliz y memorable, se recurren a frases desgastadas, conversaciones forzadas y silencios incómodos que solo denotan el rechazo que entre las partes existe. Aún quienes no participen directamente de la discordia que separa a los bandos definidos, inconscientemente contribuirán a su ensanchamiento.

Y así, mientras se marchaba de la reunión, despidiéndose mecánica y masivamente de cuanta persona se le cruzara, el científico se confortaba pensando en la utilidad de su nuevo hallazgo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario