23 de julio de 2009

Dilemas de cubierta

ship

Ilustración con imágenes de mikebaird y Paulo Brandao

Luego de unos meses de haber zarpado, los días transcurrieron en un constante y monótono azul dúo tono. Con brisas que van y vienen, nubes dispersan o amenazan y una inmensidad que siempre intenta devorar la propia identidad: Un puñado de hombres que se lanzan a la vastedad de un mar intercontinental.

No es descabellado pensar con un ambiente anímicamente tan árido como el desierto, que los débiles de espíritu son tan vulnerables como quienes no soportan las condiciones extremas de un clima intransigente y provisiones limitadas. Allende las aguas muchas historias han quedado inconclusas, relatos interrumpidos que pertenecen a cada uno de los tripulantes, fuentes de fuerza y coraje o de angustia y vacilación. Si algún tipo de magia pudiera revelarlas, seguramente serían más de dos barcos navegando.

Es así como cada tarde luego de realizar sus tareas diarias, los minutos transcurren lentamente entre los marinos que en la cubierta divagan entre sus pensamientos, el ron y los juegos de azar. Sobre de ellos, observándolos junto al timón, el capitán piensa también en sus propias memorias, alejadas en el muelle del que hace unos días partió.

Podría esperar a regresar de altamar y pretender que con su viaje el tiempo en la tierra de detiene, que el dinamismo del momento no desaparecerá y que al regresar el cabildeo y lisonjas que ingenua y oblicuamente ha hecho le permitirán lograr sus sinceros deseos.

Más el canto de las sirenas por la noche le invadía, llenando su camarote de dudas y supersticiones. Murmullos vagos como premoniciones susurran un cambio de planes. Un oficial de su talla y rango dispone de múltiples ofertas, hasta ahora rechazadas por un fiel juramento de lealtad a un ideal que, de unos días acá, se ha mostrado esquivo.

¿Me estoy lanzando a la búsqueda de un tesoro que no existe?

¿Será momento de mirar a otro lado?

¿Estarán surtiendo efecto los embrujos del océano calmo y solitario?

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