8 de junio de 2009

Entre el amor y la economía… (Borrador)

Con cada día que pasa me sumerjo más en una telaraña engañosa que no define si es verdad o mentira. Combinar historia, anhelo, amor, economía e impotencia es definitivamente una mala idea. Luego de reconocer lo receptivo que soy a los mensajes de otros, siento como si una mezcla de caliente y fría se acumulará en mi pecho como reprochando el progreso, sea por su lentitud o por su dirección.

El miedo, individuo al que aún no he acabado de conocer, se aparece casi en cada momento a través de venenosas acusaciones, de crudos relatos y de mensajes de aquí y de allá que parecieran formar un círculo que me rodea y evita que escape hacia alguna pradera de calma.

En todo eso la fuerza para mantenerse avante surge de un amor sólido y tranquilo que profeso más que a un ser a todo un concepto: la Cruz Renovada y brillante anunciando la llegada de un tiempo más fraterno que apacigüe la tormenta en que se ha convertido el mundo. Aunque si hemos de ser generalistas, esa imagen bien podría ser un sólo ser manifestado a través de diferentes máscaras, expresión de una nostalgia a hechos aún por suceder. De entre ellas hay bastantes que son buenas, más hay otras con intenciones dudosamente leales.

En términos que realmente no me pertenecen, diría que tales máscaras son: la delicadeza de la mujer coqueta e inteligente, la pasión del arte y la fuerza, el placer de sentar las bases de una nueva historia, el aliento que da medir las habilidades, la ansiedad de conocer mi pasado de manos de un desconocido, la deshonra de sentir que entrego mis ideales en el altar del enemigo, la vulnerabilidad de saber que en esta tierra hay cada vez más engaños…

Al no poder rechazar al conjunto por temor a perder los útiles y bellos antifaces, me veo “obligado” a aceptar el conjunto y de vez en cuando vestir con los colores confusos de las máscaras que se posesionan de mí ser. Es entonces que su embrujo me ciega y empiezo a tener la sensación de renegar aquellas caretas indudablemente buenas.

Estará mi amor al servicio de los beneficios marginales?

Estaré buscando el punto de equilibrio entre mi demanda de afecto y mi oferta de reformas?

Estaré capitalizando los sentimientos para introducirlos en el mercado de las emociones humanas?

Está volviéndose mi felicidad un punto en mi frontera de capacidades humanas?

Estoy poniéndole un precio a todos los sueños y atracciones intangibles?

Estoy formando del pensamiento económico mi nuevo credo?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario