¿Qué le vamos a hacer si hoy me tocó vigilar el turno nocturno? Aquí solito, en el silencio de la madrugada me encierro más de lo acostumbrado para tratar de hablar abiertamente conmigo mismo.
Suele venir a mí la misma pregunta que se ha mantenido flotando toda la semana... ¿Por qué me acribillo tanto? ¿Por qué no permito que mi libre albedrío divague sin temor a presiones propias del estrés y la preocupación?
Creo que es aquí donde viene la paradoja. Por un lado esta es una época donde es obvio que tengo que demostrar porque soy quien soy y que hago aquí. De entre todos he de salir adelante para de alguna manera seguir lo que yo creo que es mi vocación. Desde hace ya mucho tiempo sabía de la dificultad de esta prueba, y aún así pensé que con anticipación todo podría solucionarse. Pese a que es cierto en muchos aspectos, no estoy totalmente seguro que haya quedado una pieza de pan comido.
Ahora queda solo un día para que tenga que ir a presentar una prueba, que según parece podría decidir mis próximos cuatro años de vida. Es obvio que esto no debe de ser tomado a la ligera, pero no puedo evitar el resentimiento a trabajar un tramo más de lo que había planeado (nótese que esta prueba yo la consideraba aún lejana). Así que quiera o no el tiempo, implacable juez, sigue su ritmo, dejándome sin opciones para definir cómodamente mi decisión.
Viendo mi otro lado, no puedo dejar de admitir que si hay algo en lo que no he logrado triunfar, ha sido en algo tan simple como lo es disfrutar. Año tras año veo pasar ante mis ojos incontables oportunidades de diversión y alegría que por una razón o otra no he aprovechado completamente, ya sea porque algún desafío me promete una recompensa presumiblemente mayor o porque algún proyecto personal decide encapricharse con acaparar toda mi atención, cual vanidosa señorita que contempla en los ojos de quien le idolatra la mayor de sus delicias. Después de tantos y tantos años creo que es alarmante que llegue a este punto y no haga absolutamente nada al respecto. Yo mismo soy conciente de que es ahora o nunca cuando he de decidir si perder de una vez por todas mi esencia libre y humana o comenzar el sinuoso camino que significa recuperarla.
Asi pues mientras un camino me orilla a tomar las armas que ya conozco como viejas compañeras para librar la pelea final que habrá de darme la tan ansiada tierra prometida, el otro me dice que abandone lo conocido y me deje llevar por mis sentidos y sentimientos para iniciar una travesía que me llevara por lugares exóticos para mí donde pueda reecontrarme y reconciliarme al fin con el Yo que perdí hace ya algún tiempo.
Mi cuerpo me llama a un lado, mi mente a otro, mi razón, mi sentir y mis sentimientos me llaman a direcciones distintas. Lo más que puedo vislumbrar, dado lo neblinoso del ambiente son dos caminos. Ambos hacia adelante pero no necesariamente al horizonte... ¿Hacia dónde?
Esperaba que alguna mujer me ayudara en mi empresa, pero hasta hoy en quien tenía depositadas mis pocas esperanzas ha resultado ser alguien memorable, especial, pero no única. Aún creo que algún día aparecerá para guiarme, pero a la fecha no he encontrado más que rastros de ella.
Es verdad eso de que muchas veces tenemos que postergar muchas cosas por poner mayor enfasis a aquellas que condideramos como prioritarias.
ResponderBorrarYa es parte de nuetra de vida, pero creo que nunca es tarde para tener nuestro espacio y considerarnos libres aunque sea unos minutos..
Buena Reflexion
y "ronda de reflexion" bcn titulo
encontre tu blog navegando
soy nuevo en esto asi que supongo que por eso lo dgo
te cuidas
adios.