30 de octubre de 2010

Dándome mi calaverita.

Catrina en el zocaloEntre sus versos y andadas,

solo como buen malandro,

vaga tarde por la cuadra

al que llaman Alejandro.

 

Anda que no quiere nada

más que andar preguntando

Hasta a la huesuda llama

para hablarle como Fausto.

 

Es curioso e ignorante

y aunque diga saber mucho,

a Catrina no la engaña

con su loco discursucho:

 

-- ¿Cuándo será mi defunción?

-- Ya te queda poco tiempo.

-- ¿No me queda otra opción?

-- No, recibe el sacramento.

 

Cuando saca la guadaña

él se siente despachado,

mas la muerte lo perdona

de verlo tan asustado.

 

Luego no esconde la risa

por chamaquear a la muerte

pero el gusto no le dura

cuando la flaca se vuelve.

 

Pobre ingenuo ser humano

creíste haberme engañado,

con la muerte no se juega,

Rapidito al camposanto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario