15 de octubre de 2009

¿Seguir soñando?

DavidmiguelangelSuele suceder que luego de tener un sueño particularmente placentero, al despertar este se desintegra a una velocidad de miedo, como si fuera agua derramándose, lista para no volver. Por más que uno se esfuerce en retenerlo, ni las palabras son capaces de atrapar un sueño que nos sedujo inconscientemente.

Peor es cuando se intenta recrear el onírico escenario. Con solo trazas de lo que fue una visión magnífica y envolvente, los remedos de su imagen simplemente nos alejan un poco más de ese bien anhelado. Sólo existe una posibilidad de que el destino, o un inconsciente muy considerado nos regalen de nuevo ese sueño.

¿Pero si no sucede? Si todo el tiempo se vuelve constante nostalgia de un sueño único e impredecible, de ritmo justo y trepidante, con la mezcla exacta de emociones para hacerlo una vida llena y condensada, es muy probable que las noches se vuelvan vigilias en espera de su presencia. Asaltado por la duda, podría una persona creer y estimularse, hasta que caiga en la cuenta que es algo que escapa del simple deseo de seguir soñando.

¿Y si acaso, por ignorancia o descuido, ese sueño se vuelve eje de un plan de vida, como Pigmalión lo fue para su creador? ¿No es aquello aún más preocupante?

Nadie le diría a Leonardo que olvidara esa sonrisa indescifrable, ni a Miguel Ángel que desertara de formar a David. Nadie ha deseado que una persona abandone ese sueño predilecto, fuerza creadora de su innovación e intelecto… Y sin embargo, a mi me lo han dicho:

Ya vendrá algo más…

1 comentario:

  1. A veces sucede, aunque en muchas ocasiones los anhelos no siempre se cumplen, ni siquiera en sueños.

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