Subestimadas

Más que a los hombres me dirijo a los caballeros, consumados y en proceso. Todos aquellos que han sido benditos con la presencia de una o más mujeres en su vida diaria. Sea una novia, una amiga, una conocida, una compañera o una total extraña obsesivamente interesante. A ustedes les pregunto ¿Se han dado cuenta del portento que tienen a su lado? Más allá de la cara que saludan diariamente hay un mundo de encantos listo para ser descubierto. ¿Lo han visto?

Humanos como somos, apreciamos el cambio brusco sobre el gradual. En otras palabras, una cara bonita o un cuerpo atractivo son fáciles de ver, pero cuando se trata de cualidades o pequeños detalles nuestra vista se torna más corta. Lo peor, intentamos disimularlo con algunos comentarios vagos que no hacen justicia a la situación.

Así que la próxima vez antes de contemplar perdidamente un escote (delirio de todos los hombres) convendría pensar en la gran experiencia que dejas atrás. Aquella mujer que tienes enfrente bien podría ser la que inspire la idea genial que algún día dará sentido a tu vida. Sea a base de evasivas que te hagan buscarla hasta perseguirla o con el aún más sutil arte que prácticamente emane en su día a día.

Puede ser el sabio consejo y acogedor consuelo en medio de las dificultades que todos los días te acechan. Incluso a estas alturas y sin que te dieras cuenta ya pudo haberte evitado algunos tragos amargos, apartándote de quien no te quiere o queriéndote para que no te sientas apartado.

Quizás con ella construyas los recuerdos más intensos de tu vida, tan intensos, tan perfectos, tan fugaces y tan sinceros. Precisamente los que te harán sonreír cada vez que los recuerdes, como el signo irrefutable de una etapa más hermosa, cuando reíste a más no poder y jugaste como niño aunque no lo fueras. Una etapa donde ella te acompañaba.

Más interesante aún será escuchar su conversación. Si bien al inicio parece un montón de pensamientos inconexos, después de un tiempo apreciarás la magia oculta detrás de ellos. Puedes aprender sobre el arrojo, la pasión, la ilusión, la imaginación, la sensibilidad, la entrega, el cariño, el amor, la amistad, la atracción y todas sus sutiles diferencias. Incluso, si logras la confianza de quien no la va a engañar ni a traicionar, podrías llegar a escuchar exactamente lo que piensa. Sus motivos, deseos, miedos, logros y ambiciones. Una vida en exclusiva se te ofrece para que la conozcas, la compartas, la disfrutes, la enriquezcas y la cuides.

Y si acaso luego de algún tiempo por eso crees tener la autoridad sobre ella, temo decirte que no ha habido momento en el que hayas sido más de su propiedad. Sino me crees prueba imaginar tus reacciones ante “si”, “¡si!”, “nada”, “luego vemos”, “quiero hablar contigo”, “¿me ayudas?”, “anda ¿si?”, “no te quiero ver” o “te lo prometo”. Y mejor no hablamos de sus silencios tan expresivos.

Cuando las mujeres verdaderamente importantes llegan ni las notas, pero cuando se van ya son imprescindibles. Para aprovechar realmente su presencia lo mejor es empezar por valorarlas. Con su imagen de inocentes y delicadas, o de provocativas y seductoras; por sus arranques de diversión, ilusión, depresión y travesura; por su capacidad de volverse fuertes después de la derrota más grave y de cuidar cuando necesitan ser cuidadas; con sus crípticas frases y misteriosas conversaciones; con su cabello camaleónico siempre diferente; con sus miles de ideas y fantasías; con sus sonrisas que dan esperanza de niñas, gloria de jóvenes y confianza de adultas.

Mujeres. Si el mundo no alcanza para ponerle un altar a cada una, al menos valoremos su presencia diariamente sin tener que recurrir a bajar ni el cielo ni la luna.