y molestar sin descanso,
la flaca se lleva a Marietta
a su último remanso.
Cuando llega la huesuda
para cumplir su sentencia
la pequeña pide ayuda
y hasta quiere penitencia.
Pero ella no perdona
y se apura a su encargo.
Hasta trae a un amigo
que le ayude “despachando”.
Anda triste llora y llora
hasta el cielo está nublado.
El reír no sirve ahora
cuando el tiempo se ha acabado
Pero luego de la nada,
ocurre lo inesperado:
se le bota a carcajadas
mucho más del mismo llanto.
¿Qué le pasa a esta niña
que se ríe aún llorando?
¿Estará ya muy loquita?
¿O qué mosco la ha picado?
“Por las dudas ahí te dejo
con la vida perdonada.”
Dice Catrina a lo lejos
toda fría y espantada.
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