solo como buen malandro,
vaga tarde por la cuadra
al que llaman Alejandro.
Anda que no quiere nada
más que andar preguntando
Hasta a la huesuda llama
para hablarle como Fausto.
Es curioso e ignorante
y aunque diga saber mucho,
a Catrina no la engaña
con su loco discursucho:
-- ¿Cuándo será mi defunción?
-- Ya te queda poco tiempo.
-- ¿No me queda otra opción?
-- No, recibe el sacramento.
Cuando saca la guadaña
él se siente despachado,
mas la muerte lo perdona
de verlo tan asustado.
Luego no esconde la risa
por chamaquear a la muerte
pero el gusto no le dura
cuando la flaca se vuelve.
Pobre ingenuo ser humano
creíste haberme engañado,
con la muerte no se juega,
Rapidito al camposanto.
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