Cálidos acordes que liberan a la mente del varón y la dejan ir en busca de sus más grandes deseos. Un reflejo multicolores desde donde conversa consigo mismo: Su charla es amplia, completa y envolvente. De entre su variedad de temas, hay una sola cautiva que permanece constantemente: la mujer.
Con su canto que desentierra recuerdos, ideas, momentos... Con imágenes y supuestos, intrigas y dobles sentidos. La semblanza perfecta de las curvas, que con la ternura más sublime de la que la mano sea capaz, suavemente se pueden recorrer.
Un ensueño perdido en borrosas imágenes: Copiosas se amontonan en el umbral de una ventana del alma, como gotas de un deseo inacabado que resbalan por no poder entrar.
A pesar de la cercanía convenida, la distancia de las verdaderas personas se puede volver grande. En el desgaste de una marea cotidiana y rutinal, el deslave provoca olvido o acentuación.
¿Y qué es lo que siento?
La arena que se mantiene siempre alzada impide ver el verdadero fondo de la playa…
Si tuviera la suerte de un día verte despertar, podría admirar los ojos que aún torpes del sueño luchan lentamente por regresar. Vería quién eres antes de encarar la vida y estoy casi seguro de encontrar la misma expresión perdida e intrigante con la que te sueles enfrascar.
Si te viera en la cuna de la casa que nos vio crecer, podría contar historias interminables y contemplar extasiado la visión imaginaria que produzcan tus cuentos perpetuos. Si aún sobre eso no me aíslo por la saturación que de ti me quede en cada poro, sabría que es más que una emoción.
Si a la luz de una luna efímera pudiéramos dar la nueva ronda de medianoche, con caricias fundidas en un roce físico y espiritual… Si el entendimiento superara lo entendible y lograra la comunión perfecta que tanto se ha hecho anunciar, sabría que el momento de ser y vivir ha llegado de la mano de quien menos lo hubiera esperado, toda vez que en tus defectos está el juicio de mi más imperfecta humanidad.
Si este sueño no se acaba y el que termina es mi raciocinio, habré fulminado en un proceder calmo el rastro de un yo alterno y ajeno. Seré quien no conozco y quien tal vez quiera ser.
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