12 de marzo de 2009

Melodrama biológico

melo

 

En medio de una biblioteca, con el cúmulo de conocimientos provenientes de todos los rincones del planeta, lo que menos desea es saber quiénes han podido establecer un sistema filosófico o cómo se llamaba el caballo de Alejandro Magno. En su lugar existían cientos sino es que miles de conocimientos mucho más mundanos que preferiría conocer. Si no fuera por esos fantasmas de momentos pasados, que como cortos de una película impresionante llegaban instantáneamente a sus pupilas, probablemente estaría dedicado a labores más mundanas como ir a probar un nuevo sabor de café o salir a ver si esa tarde iba a llover.

De nuevo ese sentir de quiero tenerla cerca. Ya no era una, sino muchas (todas mujeres) las personas con las que quisiera bien decir una frase olvidada, o robar un beso o abrazo de sus inadvertidos cuerpos. Era un sentir más amplio, que no se limitaba a buscar una satisfacción personal, de sólo complacer a la carne y obedecer a la gente. Esta vez era una verdadera apreciación por la estética de un ser tan fuerte como su vista y tan frágil como sus lágrimas… Definitivamente la conferencia religiosa en la mañana no ayudó en lo más mínimo a calmar los efectos de una droga aún desconocida.

Valores y emociones se cruzaban por igual en su camino como nobles causas por las cuales izar una bandera, aceptar una misión y salir en campaña como un de los cruzados que en su tiempo se lanzaron a Tierra Santa. Pero tan pronto como llegaban, sus propias bases se tambaleaban ante el peso de sus exigencias. Amistad, excelencia, amor, arte, ciencia… Tantos sabores tan distintos estimulando cada fibra de un corazón hambriento y una mente sedienta. Incluso la lengua, primer y original instrumento del habla, se sentía provocada por el festín de temas con los que podría saciar sus ganas de funcionar.

Y así, por ser el más ingenuo de los tres miembros, comenzó a pronunciar:

 

¿En verdad tienen una relación?

¿O es una poligamia completamente funcional?

¿Qué pasa si mañana le digo hola?

¿Es tan malo apoyar a la iglesia y comprender a los homosexuales?

¿Por qué el dinero lo tiene que decidir todo?

¿Acaso hay una sola mujer fea en este planeta?

¿Por qué quiero más que nunca mi religión si es cuando menos la ejerzo?

¿Cómo le digo que mi única preocupación es que una relación la aleje de mi vida?

¿Y si la invito para al fin acabar con la tentación?

¿Tendría algún caso meter presión?

¿Y SI… Y SI…?

Fue ahí cuando el pensamiento se interrumpió. La pobre se había quedado sin guión gracias a la mezquindad de un cerebro demasiado preocupado porque el corazón le tache de sensible… Como si él no lo fuera. Lo que ignoraba es que el corazón no podría estar más agradecido. Tantas dudas le habían puesto al borde del infarto, un par de preguntas más y su privacidad si habría vuelto nula…

Fuera, el anfitrión de aquel melodrama biológico huía de la sala llena de gente, nervioso por haber gritado involuntariamente todas las preguntas que en verdad le interesaban. Definitivamente era el momento ideal para probar el expreso doble concentrado…

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