Un día bastante memorable. Ganamos y todo, pero a mi no me alegro lo suficiente. Será que las secuelas de la noche anterior aún se dejaban sentir o que yo estaba necio en mantenerme en mi estado melancólico, el punto es que ni la catrina ni mi primer apañe real pudieron alegrarme un rato.
Solo sé que quiero aprender a bailar salsa y quitarme esta obsesiva idea de la cabeza. Simpáticamente la primera me parece aún más difícil que la segunda.
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