Odio tener que medir cuanto puedo quererte. Tener que respetar las restricciones de una persona que no es la que mereces y que simplemente vino a tapar un problema mayor. Porque ese corazón aun no ha sanado, sigue siendo igual de débil y cada vez más dependiente.
Querer no es solo ser algo uno del otro y cumplir con los requisitos de decir frases cariñosas o recordar las fechas. Querer es aprender de ti, que aprendas de mí, compartir algo en común por lo que valga la pena seguir adelante. Es mantener viva la aventura de descubrir quien eres, jugar a conocerte cada día. Sufrir, pelear, discutir, llorar, reír, soñar y abrir el corazón sin temor a ser lastimado. Dejar salir todo lo que quiero darte y no poder dejar de hacerlo.
Hay más razones de las que necesito para seguir buscándote, cada vez menos motivos para continuar pagando el precio. Si he de poder quererte entonces acepta que entre a esa fortaleza en la que has convertido tu corazón. Sino, deja de jugar, di lo que tengas que decir y olvida que me conociste.
Porque no hay algo que harte mas que no poder expresar todo lo que se siente, porque el peso más grande es el que se lleva dentro y la culpa más grave es la que lleva romper algo que no debió haberse tocado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario