Plena madrugada y aun no quiero dormir. Hoy una representación teatral me hizo proyectar a más no poder lo que siento por tí. Tal vez por casualidad, talvez el destino cruel, la protagonista se parecía demasiado a tí. La situación era casi la misma, salvo que yo no era el escritor romántico y pobre, sino el duque ciego por sus pasiones de lujuria y poder.
Aun así conforme se desarrollaba la trama no pude evitar inmiscuirme en los zapatos del escritor ya través de sus diálogos imaginar un momento que talvez jamás suceda. Quisiera pensar que me amas, que soy correspondido, pero la sola palabra suena fuera de lugar hablando de tí y de mí.
Hay días en que siento que todo es como antes, que talvez haya una esperanza de esta vez hacer las cosas bien, pero él siempre sale de la nada para recordarme que te mueres por él, y que yo soy sólo una pieza aparte de tu felicidad.
Así como veo las cosas, lo único que puedo hacer es conformarme con ser tu amigo, con acompañarte cuando tengas tiempo libre y de alguna manera consolarte, ayudarte, abrazarte y desaerte lo mejor que la vida te pueda dar. A pesar de lo difícil que me sea retener mi sentimiento algunas veces, me esforzaré en respetar tu decisión y amarte como el amigo que tu quieres ver en mí.
Mis sueños me lleva a un mundo muy distinto, cuyo único sustento es la dureza de la realidad.
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